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RETIRO EN HARZ

poemas

ESCRITOS BAJO LOS ÁRBOLES

 

 

 

Magia
Siento a ciegas tu confianza
Tus pasos y crujidos al caminar
Siempre a mi lado
Me miro las manos
Y veo la sangre fluir y correr por mis venas
Y siempre ha estado ahí
La belleza más pura de la vida
Cierro los ojos y veo el vacío
El origen
Donde todo empieza y termina
Como el azar del vientre no elegido
Y floto
Despierto protegida
Nadando en aguas tranquilas
De la placenta
Y escucho a mi madre reír
Y cantar
La paz más absoluta
Nos conectamos debajo de la Tierra
Las raíces que me hicieron llegar a ti
Algo inexplicable
Y echo a llorar sin razón
Lo sonidos desconocidos
Me inquietan
Me siento pequeña
Desnuda y frágil
Entonces escucho el viento que se levanta
Sopla más fuerte que nunca
Y os reencontráis
Después de 40 años
Un nudo en la garganta
Un saludo y una despedida
Os despido
Tras un cemento que se cierra
Durmiendo
Descansa
Te quiero
Cierro los ojos
Y os siento en el aire
En su sonido suave
Te siento al abrazar los árboles
Te acaricio en las hojas caídas del otoño
En la tierra fértil
Te quiero
Abuela

Te quiero

 

                                                                                           IRENE

Pupilas coronadas por pestañas acabadas en uñas
amarillo, ocre,
magenta mudo
tan solo un marrón que ruge
acompañado por la confianza que me dan tus brazos
el lenguaje de un apretón de manos

columna espigada por la que se trenzan hormigas en cadena
ejercito ordenado somnoliento

Lince que la fantasía suaviza
Lince al que el miedo le hace mostrar colmillos

nudos, bendas, ataduras ligeras
en el susurro de viento líquido
cuadales de aire
marea entre hojas
que se permiten cualquier tipo de figura
iluminación oscura,
melodía de nadas acompasados en corcheas de rugidos
de cielo que amenaza tormentas
Deseo de lluvia en negro
sueño de un tiempo que se ensancha
que se estira, se alarga
al que hace tanto que no miro de frente
que me olvidé de que no se esconde dentrás de números
ahora inabarcable

petrificame los que me hicieron de ojos
hazme levantar la cabeza
respirar lo que no se ata
bajarlo hasta mi centro

por el que
nubes
sales
rumores
musgo
y grietas
se pelean y abrazan

y si he de morir de frío
que sea en el de esta paz
que el gorjeo de un pájaro interrumpa
y no me devuelva a mi tierra jamás

                                                                                                  SARA

Paz
La oscuridad- luz negra,
La más profunda,
La luz uterina, luz de cualquier parto.
La luz negra empapa la tierra,
Acuna sus frutos, la desgarra, la abre,
la convierte en madre.
Escucho las lágrimas de este bosque
Posada su vida en un lecho de muerte
De oro y ámbar.
La muerte más bella,
La que respira el aliento de la tierra
En la boca de los gusanos.
La muerte más bella-
La vida devorándose a sí misma.
¿La muerte qué es sino la puerta trasera
De vuelta al útero?
En luz a oscuras
Me cubren tus hojas,
Mi pecho lo mueve el viento,
El viento que entra y me vacía,
Me cubren tus hojas de amor,
Me cubren poco a poco

Me tapan para sentir tu calor
Tu humedad,
Tu luz invertida
Ser tragada por ti, madre,
Ser otra vez una semilla,
Aquella que sostengo en mi palma vacía,
Aquello que somos cuando la piel se desdibuja,
Cuando se funde en ti.
No hay palabra para ti,
Mejor te recojo en mi piel,
Te arrastro en mi sombra,
Te sufro en mi vientre, en mi corazón,
Te escondo entre mis nudillos,
Para palparte en cada segundo,
Saber que estás allí.
Porque por mucho que te busque
No encuentro tus ojos
O es que aparto la vista sin querer,
Porque tu paz, madre,
Mirarte,
Se siente más amenazador que morir.

                                                                                         GERGANA

De entre el agua y corazon de una ramas fui nacida

excarvada en el silencio

abrazada a las raíces verticales y tibias,

     (heridas)

donde danza el tiempo y se engrandece.

Mucho mas amplia que la luna.

 

En mi boca, las gotas de rocío humedecen.

Descompuesta y hacia arriba,

en un desmayo permanente.

De entre el barro nacimos,

y en él

se extingue el fondo,

de todos los fondos.

Darse la vuelta al corazon,

para abrazarlo por detrás

recogerlo invertido,

 

señales y tactos de su carne.

Aquí, me hago destino;  aquí donde las ciegas raíces crecen;

aquí, soy un manto de lluvia sobre las heces.

Afilada cuchilla en la tierra, viento azul celeste

una lágrima me desciende sola, y no la escucho romperse.

Acallarme para escuchar al camino abrirse de brazos a la muerte.

Una oscura y fría ventana. Donde hubo ojos hay serpientes.

La tierna palpitación del barro adherido a mi piel, asciende.

En el bosque nos econtramos,

en el bosque la sangre

caliente amanece.

Sublime levedad,

primera y última caída

nombres y figuras en el calor de los adentros

crepúsculos en la boca

       ¿como sujeto el abismo?

       - callando

Todo en esta laguna calla.

Todo en esta laguna pende.

De mi lágrima aprendo, a ser apertura en suspense

a estrecharte como estas hojas que entre mis manos perecen.

Sentarme con mis hermanas a respirar nuestros vientres

entre esta vida y una próxima segura muerte.

3 cruces de caminos

1 fuente

3 plegarias sostenidas

1 garganta terrestre.

                                                                                                     MARÍA

Agazapada.


Levedad y sutileza en la forma
de caer,
como cuando oscurece.
Deslizo el temor
en ambas direcciones
y roto sobre mi trono.

 

Cuántas vueltas se han dado
y permanecen dispuestas
en el mismo lugar,
como si las estaciones
no rotaran,
como casi siempre lo mismo
pero diferente.

 

La escucha de la ceguera,
los pájaros emigrantes
nos abandonan.
La caída.

 

Cómo encontrar un abrazo
que respire oxígeno
y llene tus pulmones
con la acción
de rodearle.

 

Apenas ha empezado a sentirse
y ya lo tenías,
pero ahora
lo quieres más que nunca.


Entra porque hay lugar.


La rareza del silencio
en tiempos de guerra,
en tiempos
donde no se asciende al cielo,
ni se reza,
ni se mira.

Agazapada.

Trayectorias que conmueven
la evolución de nuestra especie,
transeúntes de fondo,
colinas,
círculos de inspiración.

 

No sonrío a los marrones
pero me han cubierto tanto
que he aprendido a quererlos.


Esperar tampoco es de cobardes,
hay que entender al calor de las hojas,
los atardeceres tempranos
y las llamas rotas.


Otoño.
Hemos abierto abierto la puerta.

                                                                                            ANDREA

Sanar
 


Cúrame del tiempo congelado en las laderas del camino
Viento voraz y vivo que se enciende con mi respiración

Suelo que también esta vivo.
Esta más vivo que yo.

¿Por qué una hoja puede volar sin ser vista?


Y bailan el agua y la sombra.
Cruje el cristal de los egos.
Se congelan las horas.
Vivo en el silencio y todos lo vemos,
vemos como el frío se posa en los rostros,
como el otoño no es más que el reflejo de unos ojos
como morimos para seguir estando vivos
como suspiramos para convivir con el paso del tiempo.
Con la realidad de no haber sido más que una célula victoriosa a la que pusieron nombre y apellido.

El frío me corta y me hace más fuerte.


En extinguidos portales de luz creo mi nido.


Espero volver al terreno de lo desconocido,
donde no hay nada más que piel
donde no existe el sentido
no existe luz ni sombra


Solo se es, se vive, se flota.


Regreso al utero

anaranjado, cálido y frio.

                                                                                                 LUISA

Arañas de amistad

Hola amiga,

Hoy te escribo desde un sitio que ni yo misma conozco.

Desde la introspección desconocida.

Desde el negro clarividente a pocos.

 

Desde el yo más profundo que quizás pocas veces llegue a encontrar.

 

Y te miro y te quiero decir que nacerás en un círculo que crece de dentro hacia afuera.

Como la vida misma.

Como la espiral que se agranda a si misma con almas, colores y sensaciones visuales con las que te irás a la tierra.

 

Y hoy te quiero decir que cada preciso instante que ese círculo te otorgue no lo conviertas en esquemas definidos, cálculos concentrados ni sobre análisis innecesarios porque quizás, el instante de esa canción, esa sonrisa, ese abrazo colectivo que te están dando no lo puedas llegar a disfrutar en el camino mismo si te paras a observar tu propio círculo concéntrico.

 

Hoy te digo que lo abras.

Que lo explores.

Que andes el camino

como aquella araña que teje su tela misma como persona que teje la vida misma.

 

El sentido de la vida, ¿qué es?

¿Todo lo que hay en el punto inicial de la espiral y nos define?

¿La construcción más hacia afuera de esas redes del qué dirán de Bernarda?

 

Hoy te digo, teje letras que se unan con sinfonías de amistades que al final todo,

el sinsentido solo existe si rebajas tus propios sentidos.

 

Como aquella lupa en mano que tengo ahora mismo aquí, eso es importante, pero el exceso de estar dentro de lo de dentro, de círculos encajonados, de plantas que no crecen o palabras que no nacen no te ayudará.

 

Folclore

Sonrisas

 

Una vez me dijeron que para qué hablar de eso si de eso ya hablaban muchos.

 

¿Negro o blanco?

¿Interior o exterior?

¿Introspección o salir?

 

Yo no tengo la solución amiga mía, ni nadie la va a tener nunca.

Solo una cosa te pido:

Que tejas distintos círculos y que los abras para poder salir y entrar cuando a ti más te plazca.

Para que al final construyas el sentido escondido de tu latir a base de distintos hilos

Porque como la vida misma, almas hay muchas, hilos infinitos.

 

Alarga tus patas y amárrate a lo que te alimente

 

Yo, he venido a vivir.

                                                                                                                          NURIA

Crepitación de los abrazos

 


(Bosque marrón con luz)
La luz me crepita los pies
frio, cobíjame los huesos lentamente
y la tierra me toma la suela de mis zapatos.
Y me preguntaron ayer,
como estaba.
Porque hay tormentas detrás de mis tímpanos.
A veces llueve
No tengo respuestas.
Hoy no,
miro las entrañas redondas
huellas ancianas
que no tienen hambre
engullen agua
almas de animales
que duermen raramente
con el silencio.
No comprendo la incapacidad
de este color.
La inmadurez que crepita
y se repite
apostando soledades los lunes
aspiro el olor de un vagabundo eterno,
como su ropa,
a gatas reptando en la humedad
caemos en una tumba cavada
por el viento.
Y no tengo respuestas
de porque el ruido
me hace ser mejor persona.
Las nalgas quieren levitar
rápidamente por el tiempo
se arrastran juntos
para hacer ruido
ser uno
estar cómodos
y ver cuerpos débiles
que se rompen con
el marrón apagado
Me romo haciendo ruido.
Me gusta.
Pero no tengo respuestas
por odiarte silencio.
Y ahora no sé cómo estoy.
Ayer, me equivoqué de palabras

la saliva caducó
con el viento
conmigo en mis brazos

ANA

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