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POEMAS - II Recital

Nuria Vila Clavell

PULSAR LOS ESPEJOS

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Pulsar los espejos para de repente

adentrarme en un mundo que no es el mío.

Donde los perros maúllan y los gatos ladran.

Donde nos sentamos en el suelo y comemos de pie.

Donde la noche es el momento en que empezamos a despertar nuestra creatividad.

Donde yo no soy yo misma si no el yo que hubiera querido ser detrás del espejo.

Cuando me miro, veo un cuarto sin expresión ninguna y cuatro paredes que me rodean y que no son mi hábitat natural.

Sin embargo, cuando me miro detrás del espejo, veo cientos de verdes que me envuelven en su sonrisa sincera sin saber qué se verá en el espejo de mañana y solo piensan en el presente: en el ahora y lo que quiero hoy.

 

Un espejo es un arma potente de autoconocimiento

Reflejo

Reflexión

Cambio para eliminar lo irascible

 

Pero también puede ser un arma potente de ego

Yo

Individualidad

Focalización innecesaria

Un espejo hay que pulsarlo en el momento justo y adecuado.

LA ÚNICA HERIDA

 

 

Me caigo.

Me hago daño y chorros de sangre borbotean en mi rodilla izquierda.

Lástima de mí, la pierna izquierda es la que mejor me va para correr como aquel zurdo al que solo le funcionan las manos izquierdas para escribir y teclear.

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En otra vida habré sido bruja para poder hoy usar una sola pierna que me lleve hacia adelante.

Pero no es ese rojo claro medical el que en realidad me sangra.

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Me desgarra la línea, las trizas, la costra, los glóbulos que llevo dentro cuando me repatea la mentira.

Que no me sepas decir que no quieres decir nada más.

Que no cuides lo que cuidaste solo en un punto único del tiempo al que desgraciadamente no se le pueden unir otros puntos en el tiempo para trazar una línea curativa.

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La única herida es aquel punto en el que apareces y la línea en que desapareces.

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Es ser bueno un día y malo el resto del año.

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Es pensar en ti para dejar de pensar en mí.

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Es por suerte una herida que como punto temporal que es en la vida, desaparecerá para que mi línea de salud interna se trace.

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Así que me curo la rodilla, me pongo la pierna izquierda y a seguir corriendo hacia adelante como aquel poeta zurdo que escribió con la derecha mientras se curaba.

POESÍAS DESMEMORIADAS

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Huellas azules en caminos tortuosos, acuosos, llenos de vida de marte.

A cada paso que doy marco la existencia de mi interior en la solidez del exterior que me envuelve.

Apenas se si el azul es el color con el que nací o el que aprendí.

Como todo en la vida.

Azul es lo que aprendemos.

Azul es lo que marcamos.

Azul es lo que nos devuelven.

Como si fuera agua celeste de otra persona que con ímpetu quiere llenar nuestro cuerpo para tener más huellas azules en el sendero.

Azul como marca de conciencia.

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Saber qué hacer y dejar de hacer lo que no se debe para respetar.

Azul como marca de serenidad de la poesía que se baña en el mar desnuda para conocerse a si misma y no se nunca descubierta.

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¡Qué difícil es atraparla cuando está sola!

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Por eso se la conoce siempre en compañía, siempre en boca de alguien, siempre en los oídos de alguien que retumba con fuerza para luego intentar escaparse de nuevo al mar y quitarse la ropa de nuevo.

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Yo, con fervor, la retengo conmigo los instantes que puedo para que me envuelva en mundos submarinos que ella conoció.

Y de repente se escapa.

El día que me levanto y no me acuerdo de su nombre ahogo un grito apenado por no saber que me quería decir ella con su traje de palabras y cadencias sonoras.

Y es en ese preciso instante cuando sé que ella esté en el mar bañándose sola, serena, sin nada ni nadie que la tape.

Y yo, en ese momento, intento buscar la huella azul que dejó en mi para estamparla en esta hoja como recuerdo de mi desmemoria.

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